miércoles, 8 de octubre de 2008

VALLE DEL RÍO ERMITO


Adentrados ya en la que probablemente sea la más bella estación del año, dirigiremos nuestros pasos esta vez a una de las zonas menos conocidas de la sierra madrileña. Lejos del bullicio de lugares como La Pedriza o la sierra del Guadarrama, nuestro objetivo de octubre goza de una paz y una tranquilidad envidiables, difíciles ya de encontrar tan cerca de Madrid . Para mayor deleite de nuestros sentidos, conforme nos vayamos acercando, ya desde los coches, tendremos la oportunidad de contemplar las bellas estampas que cada año por estas fechas la Naturaleza nos regala. Ocres, rojos, amarillos, anaranjados, colores vivos del otoño que nos harán olvidar por un momento la ajetreada y estresante vida urbanita a la que cada día nos vemos sometidos.
Paseando por el valle del Ermito podremos disfrutar de todo esto, y de un silencio casi monástico. Junto con la contemplación de bellas especies botánicas, probablemente en todo su esplendor otoñal, como son el roble, el abedul, y el haya, que tiene algo de mágico. También algún que otro tejo, algún acebo, y matorral mediterráneo.
Una excursión sencilla, de unos dieciséis kilómetros, sin apenas desnivel (sólo cien metros), para darse un paseo por el campo y disfrutar del otoño lejos de la capital.

miércoles, 1 de octubre de 2008

DURAS CUMBRES PARA CELEBRAR EL PRIMER ANIVERSARIO.


Sólo los elegidos llegaron a la cima. Pero todos lo intentaron. Algunos quedaron en el Puerto de la Fuenfría, exhaustos ya por la dura subida desde Cercedilla. Otros lograron llegar a Cerro Minguete, y allí se quedaron recuperando fuerzas para poder iniciar el descenso. Y hubo algunos, los predilectos de los dioses, que continuaron pese al tremendo cansancio que acumulaban sus piernas, y, paso a paso, casi sudando sangre, lograron llegar a la tan ansiada cumbre de Montón de Trigo y clavar allí la bandera de CyS. Arriba gozaron de magníficas vistas. Por un lado las míticas cumbres de la sierra madrileña y segoviana: Alto de Guarramillas (popularmente conocido como "Bola del Mundo"), Cabezas de Hierro y el inicio de la Cuerda Larga, Peñalara, Maliciosa, Mujer Muerta... Por el otro, la inmensa llanura Segoviana, con la catedral de la bella ciudad castellana sobresaliendo majestuosa a lo lejos.
Tras un breve descanso y un rápido avituallamiento, comenzaron a descender para encontrarse de nuevo con el resto de la expedición. Unos esperaban en el Puerto, ya nerviosos, temiendo que algo grave e inesperado hubiera sorprendido a sus aguerridos compañeros. Otros bajaban ya desde Cerro Minguete, felizmente recuperados y sin secuelas apreciables del tremendo esfuerzo que tuvieron que realizar para llegar allí.
La bajada fue rauda y veloz, especialmente para alguno que trotó cual gracil gacela, cual cabra montesa, saltando obstáculos, evitando peñascos, poniendo en riesgo su integridad física, para avisar a los que abajo habían quedado de que todo iba bien, de que la tardanza en volver simplemete se debía a lo extremo del recorrido. Gracias a Dios el tiempo atmosférico era benigno y eso facilitó las cosas a nuestros héroes.
Finalmente se reunieron todos de nuevo en la Fuenfría, y allí, a la sombra de los pinos te canté. Digo... a la sombra de los pinos disfrutaron de suculentas viandas y de profundas conversaciones, antes de iniciar el descenso definitivo hacia las praderas de Cercedilla, donde habían aparcado los vehículos.
Como siempre, ya es una tradición en las excursiones de CyS —¡que por cierto, ha cumplido ya un añito!— como siempre, decía, disfrutaron de unas refrescantes jarras de cerveza que hicieron las delicias de sus ardientes gaznates.
¡Iros preparando, amigos, que dentro de poco hay más!

miércoles, 17 de septiembre de 2008

MONTÓN DE TRIGO


Iniciamos la temporada montañera, tras unas merecidas vacaciones, con una ascensión a uno de los picos más conocidos de la sierra madrileña: Montón de Trigo. Se trata de una ascensión suave, apta, en principio, "para todos los públicos".
Montón de Trigo, tiene 2154 metros, y desde su cima se pueden contemplar bellas vistas de la sierra, entre las que destacan La Mujer Muerta y el pico de Peñalara.
Para llegar a nuestro objetivo dejaremos los coches en los aparcamientos de las Dehesas de Cercedilla, y desde ahí subiremos, en una ascensión muy suave (salvo en el tramo final, apenas se nota que se está subiendo) hasta el Puerto de la Fuenfría, destino de una de nuestras excursiones pasadas (aunque en aquella ocasión llegamos allí por un camino diferente al que tomaremos esta vez). Una vez en el Puerto, acometeremos la ascensión final a Montón de Trigo, ascensión ésta un poco más fuerte que la anterior. Para ello subiremos primero a cerro Minguete, y desde allí hasta la cima, donde, como digo, podremos disfrutar de bellas vistas. El que no se sienta con fuerzas, puede descansar tranquilamente, ya sea en el puerto de la Fuenfría (donde podemos comer después), o en el mismo cerro Minguete. Pero como digo, Montón de Trigo es asequible para todos...

martes, 17 de junio de 2008

PIRATAS DEL ATAZAR


Queridos lectores de CyS, esta vez cambiamos las botas y los bastones para calzarnos las piragüas, las palas y los chalecos salvavidas. ¡Nos vamos a remar!

Lo haremos en el pantano de El Atazar, que, gracias a las pasadas lluvias, caídas, nunca mejor dicho, del cielo, lo encontraremos llenito hasta los bordes. Allí haremos trabajar a nuestros brazos, nos tostaremos con los primeros rayos del verano, y haremos frente a las catervas de piratas y bucaneros que suelen surcar las aguas del conocido embalse madrileño. Buscaremos tesoros escondidos —y los encontraremos—, exploraremos recónditos parajes hasta ahora nunca rastreados, capturaremos bestias acuáticas —no olvidéis vuestros arpones— a las que nadie osó nunca enfrentarse, y, sobre todo, nos lo pasaremos muy bien.

No dejéis de aprenderos el himno compuesto especialmente para tan singular acontecimiento, que ya os pasé en algún correo, pero que podéis ver también aquí. Al que no lo aprenda se le requisará la comida y nos la comeremos los demás, que tendremos mucha hambre después de tanto ejercicio.

Llega el verano, y con él nuevas aventuras para CyS. ¡A disfrutar!

PEQUEÑOS PLACERES


El pasado sábado 14 de marzo tuvo lugar una nueva salida campestre de CyS. Esta vez la ruta fue muy sencilla y corta, eso sí, de una belleza sin igual. No hubo durante el recorrido fenómenos paranormales, ni grandes aventuras. No nos asaltaron los apandadores, ni los salteadores de caminos. Tampoco tuvimos desagradables encuentros con fieras salvajes, ni nuestras vidas corrieron peligro en momento alguno del itinerario. No, no hubo nada fuera de lo común. Salvo que durante la comida y la siesta nos visitaron algunas arañas carnívoras del porte de Ella Laraña. Pero sólo eso. Nada que merezca la pena reseñar con especial hincapié.

Disfrutamos, eso sí, de unos paisajes primaverales difíciles de encontrar ya a estas alturas del año, cuando normalmente el verano ha empezado a secar los campos en Madrid. Cantueso, diente de león y otros ejemplares de flores silvestres, a cada cual más bello, tapizaban los suelos junto a los que caminábamos, para deleite de nuestros ojos y de nuestros espíritus. Numerosos fresnos nos daban sombra cuando la necesitábamos —especialmente a la hora de comer—, y una suave brisa templaba la temperatura haciendo muy agradable y gustoso el ejercicio de caminar. De fondo, el embalse de Riosequillo, que de sequillo, gracias a Dios, y a las lluvias del mes de mayo, nada tenía. Da gusto ver ahora los pantanos de Madrid, todos llenos a rebosar.

En definitiva, nada del otro mundo, pero muy provechoso todo para los sentidos y el alma. Buena compañía —esta vez fuimos pocos, 8, pero bien avenidos; aunque esto último, en CyS, siempre—, buenos paisajes, buena temperatura, buen yantar y una buena siesta a la sombra de los fresnos. Ah, y para rematar, café y refrescos en El Paular, que bien lo merecía la ocasión.


lunes, 9 de junio de 2008

EL EMBALSE DE RIOSEQUILLO


Después de casi dos meses, ya iba siendo hora de darse un paseo por la montaña. Tras un complicado mes de mayo, en el que fue materialmente imposible para los responsables de CyS organizar la tan deseada y esperada excursión mensual, llega junio, con ganas de monte, ganas de sol, ganas de liberar toda esa adrenalina acumulada durante el duro curso. Y para ello hemos pensado en una ruta por la sierra Norte de Madrid, próxima a Buitrago de Lozoya.
Se trata de una ruta circular, de aproximadamente nueve kilómetros, que comunica Gargantilla de Lozoya con Pinilla de Buitrago. Nos llevará hasta los pies del embalse de Riosequillo, recorriendo caminos mesteños rodeados de muretes de piedra adornados por fresnos, arces, zarzamoras y rosales silvestres.
Es una ruta de dificultad media-baja, sin apenas desniveles y con una duración de unas tres horas (más paradas para contemplar el paisaje, descansar, comer...) Y si el tiempo lo permite y hay ganas, podremos darnos un baño, si no en el mismo embalse, sí en una próxima zona recrativa (esperemos que esté abierta porque el año pasado la cerraron para acondicionarla).

martes, 27 de mayo de 2008

JARRAS DE HIDROMIEL Y LEMBAS DEL CAMINO


Fue una soleada mañana del mes de abril. En Plaza de Castilla unos esperaban y otros iban llegando. Poco a poco, con cuentagotas. Muchas caras nuevas, siempre bienvenidas —la familia crece— y varias ausencias destacadas entre los ya habituales de CyS.

A eso de las diez de la mañana, quizá incluso algo más tarde, más de media hora por tanto sobre la hora establecida, partimos en varios coches hacia el antiguo reino de Patones. Y hacia las once, con el sol ya en todo lo alto avisando de lo que nos esperaría a lo largo de la jornada, nos fuimos congregando, según íbamos llegando, junto al frontón de Patones de Abajo. Y desde allí comenzamos a caminar, 23 excursionistas —si mal no recuerdo— y Pichi, el ya conocido y aguerrido Yorkshire Terrier de Gloria, rumbo hacia el anteriormente mencionado reino —antiguo reino, allá por los siglos XVII y XVIII, cuando los vecinos de Patones tenían su propio rey, anciano rey que administraba justicia y bajo el cual los patones nunca conocieron la guerra—.

Ya en la subida desde Patones de Abajo se empezaron a notar los efectos del calor, nada comparado con lo que nos esperaba después. Sin embargo, de todos es conocida la bravura de los exploradores de CyS, capaces de afrontar con la mayor gallardía todo tipo de inclemencias, sinsabores del camino y hasta los más inesperados peligros.

Ya en Patones de Arriba, a donde llegamos tras una media hora de camino, pudimos respirar un poco al abrigo de las estechas callejas de aquel pueblo de aspecto medieval con sabor a pizarra y a madera. Pero el respiro duró poco, pues atravesar el pueblecito fue cosa de pocos minutos, y enseguida nos vimos de nuevo expuestos a los rayos de un sol justiciero que azotaba implacable e inmisericordioso a todo bicho viviente que osara desafiarle. Nadie hubiera podido imaginar un mes de mayo como el que después hemos tenido, lluvioso y hasta frío, tras aquellas temperaturas de mitad de abril, impropias a todas luces del mes lluvioso por excelencia, al menos según nos dicta el refrán.




Tras pasar Patones el camino no tardó en estrecharse, por lo que tuvimos que caminar en fila de a uno. Y la mayor parte del tiempo en ascenso, lo cual, unido al calor que apretaba cada vez con más fuerza, hizo para algunos especialmente fatigosa la marcha. Pero por encima de todo, de cualquier dificultad, de cualquier calamidad, el buen ambiente reinaba entre todos, y eso facilitaba las cosas y hacía más amables, o más fáciles de soportar al menos, las condiciones orográficas y hasta las meteorológicas.

Poco a poco fuimos avanzando y pronto nos plantamos frente a nuestro objetivo, el Cancho de la Cabeza. Tan solo quedaba un último esfuerzo, tras el cual nos esperaban suculentas viandas y unas excelentes y espectaculares vistas sobre el embalse del Atazar. Un pequeño bosque de pino negro aliviaría en parte el tramo final hasta la cumbre. Y ya arriba, una ligera brisa, unida a los ya mencionados manjares y al deleite que para nuestros ojos supusieron las maravillosas vistas, hizo que más de uno pensara encontrarse en el mismísimo Edén.




La comida resultó más que agradable y reparadora, especialmente por la camaradería y el buen ambiente que allí se respiraba. Hubo tiempo incluso para disfrutar de una reparadora siesta, que allí, en aquel lugar alejado de la contaminación y el insoportable ruido de Madrid, acariciados nuestros rostros por la brisa y los ahora benignos rayos de sol, resultó particularmente placentera. Tanto, que fue difícil levantarse para continuar la marcha. Pero había que hacerlo, y si bien muchos nos hubiéramos quedado allí horas y horas —incluso hubiéramos plantado tres tiendas—, otros se encargaron de animarnos a mover de nuevo nuestros acomodados traseros.

Así que nos pusimos otra vez en camino, esta vez —salvo los primeros pasos— en bajada. Bajada que para algunos, especialmente al principio, pues ésta era más pronunciada, se convirtió en un auténtico suplico, aquejados de fuertes dolores en sus maltrechas rodillas. Pero como decíamos al principio de esta crónica, no hay verdaderos obstáculos para un montañero de CyS. Todo se supera. Incluso lo imposible. Como decía cierto héroe de nuestro tiempo, "lo que para otros es infierno, para Rambo —para un excursionista de CyS en nuestro caso— es hogar".

Por suerte el descenso no tardó en suavizarse. Y no solo se suavizó, sino que además se animó. A veces incluso de tal manera que incluso surgieron nuevos retos, nuevas emociones, nuevos obstáculos a superar.

Antes de lo esperado nos encontramos con un río, flanqueado fundamentalmente por fresnos, chopos y sauces, que, a pesar de lo seco del día, bajaba con fuerza y abundante caudal. Así que, lo que hasta el momento se estaba desarrollando como una marcha de senderismo, más o menos dura según los tramos, se convirtió de pronto en un plan de multiaventura, con rápidos, cataratas, profundas pozas que atravesar a nado, cenagales inmensos de barro, fango y arenas movedizas donde más de uno a punto estuvo de quedar atrapado, espeluznantes criaturas que esperaban con sus fauces abiertas cualquier tropiezo nuestro... En fin, nada que envidiar a la Compañía portadora del Anillo en las lúgubres tierras de Mordor. El Señor Oscuro nos acechaba con su siniestro ojo. Pero nada hay que se resista a los siempre excelentes ánimos de la Compañía, digo... a los siempre excelentes ánimos del cada vez más numeroso grupo de CyS. Y, con dificultades o sin ellas, la marcha continuó. Y lo hizo hasta llegar de nuevo a Patones, donde heladas jarras de hidromiel y platos repletos de lembas del camino nos esperaban. Incluso alguno creyó ver al cantarín y siempre alegre Tom Bombadil desaparecer tras la esquina de una casa semiderruída.

Y así, tras recuperar en una deliciosa taberna de Patones de Arriba las fuerzas perdidas , acabamos la jornada, una exitosa jornada, una más que sumar al cada vez más extenso repertorio de CyS.

Nuevas aventuras, nuevos retos nos esperan.

lunes, 10 de marzo de 2008

EXCURSIÓN DE MARZO

La excursión de marzo queda aplazada, pues la fecha en que había sido convocada no ha resultado ser la más adecuada. Muchos os vais de vacaciones, y además tendríamos un buen atasco al salir de Madrid debido a la "Operación salida".

Ya se avisará de la próxima fecha.

domingo, 2 de marzo de 2008

CANCHO DE LA CABEZA


En la próxima excursión subiremos desde Patones de Abajo hasta el Cancho de la Cabeza, pasando por Patones de Arriba (en el camino de vuelta). Se trata de una ruta de unos doce kilómetros, de baja dificultad, con un desnivel de poco más de 500 metros (desde los 710 de Patones de Abajo hasta los 1263 del Cancho de la Cabeza).

Conoceremos en esta ocasión una zona de la sierra madrileña por la que hasta ahora no nos hemos adentrado: la sierra pobre. Nos encontraremos a nuestro paso con una vegetación mediterránea típica de monte bajo, en la que predomina la jara. También podremos observar ejemplares de retama, enebro, cantueso, y algunos ejemplares de vegetación de ribera como chopos y fresnos. A medida que vayamos subiendo de nivel encontraremos también ejemplares de pino negro.

Una vez en el Cancho de la Cabeza disfrutaremos de excelentes vistas de toda la zona: El Berrueco, El Atazar, Cervera de Buitrago, Torremocha del Jarama... También, si el día es claro, podremos divisar las torres más altas de Madrid.

A la vuelta hacia nuestro punto de partida pasaremos por Patones de Arriba, singularísimo pueblo por el que merece la pena dar un paseo y perderse un rato.

martes, 26 de febrero de 2008

FRÍO, VIENTO Y NIEVE




Nieve por todos lados, mucha nieve. Y viento, un viento tremendo y helador que te hace trastabillar, que te obliga a emplearte con empeño para no ser derribado, que hace que dar un sólo paso se convierta en un esfuerzo de titanes, que te congela los músculos de la cara impidiéndote articular palabra.
Y siete montañeros intrépidos, acompañados de un perro no menos intrépido, que se empeñan en desafiar a la meteorología, luchan contra los elementos, con tal de alcanzar la cumbre de la Maliciosa.
Allí se levanta, imponente, con sus 2227 metros desafiando a todo el que quiera atraverse a intentar alcanzar la gloria de poseerla. En verano, vista desde su cara Norte, no parece gran cosa. Pero el invierno la convierte en un reto accesible sólo para los más osados. De ahí su nombre.
Los "Siete Magníficos" siguen avanzando. Lo hacen a duras penas, penosamente, pero avanzan. La ventisca levanta la nieve del suelo y azota sus rostros, lo que les obliga a caminar casi a ciegas. Kodro, el perro, sufre aún más. Sus patas están siendo castigadas duramente por la nieve y el hielo. Los espacios interdigitales aparecen ya completamente rojos, y no tarda en empezar a sangrar. Pero fiel a su amo y al resto del grupo no ceja en su empeño por seguir adelante. Es más, permanece atento a todos ellos. No quiere que nadie se pierda, que nadie se quede atrás. Permanece siempre atento, siempre vigilante.
Tras algo más de una hora de penoso caminar logran alcanzar la Bola del Mundo, donde no pueden permanecer más que unos instantes por el fortísimo viento huracanado que allí sopla. Por suerte, al dejarla atrás, éste reduce su fuerza y les permite caminar con mayor soltura. Pronto llegan al Collado del Piornal, desde donde empezarán el ascenso a la mítica cumbre. El pobre perro va dejando huellas de sangre en la nieve, pero no se queja y sigue fiel al grupo. Se siente protector, a pesar de su debilidad.
Llegan arriba. El premio, las maravillosas vistas que desde allí se pueden contemplar. Los embalses de Navacerrada, el de Santillana, los farallones de la Pedriza, con el Yelmo dominándolo todo, las estribaciones de Gredos a lo lejos, la cárcel de Soto... y al fondo Madrid, con sus altas torres y su contaminación. Qué lejos queda desde uno de los techos de la sierra, donde se respira aire puro y tranquilidad...
Pero de nuevo vuelve a soplar el viento con violencia y les obliga a reemprender la marcha. En poco más de hora y media estarán de nuevo abajo, en el puerto. Misión cumplida. Una más, y ya son seir, desde que nació "Cumbres y Senderos". Los bocadillos pueden esperar en las mochilas. Tras la dura jornada de frío y viento, algo más caliente y contundente espera en Becerril de la Sierra.


¡Felicidades a todos, que habéis hecho posible que esta iniciativa de "CyS" cumpla ya medio añito!












martes, 12 de febrero de 2008

PICO DE LA MALICIOSA


En este mes de febrero, para más señas el día 23, subiremos al emblemático pico de la Maliciosa, uno de los más altos de la sierra madrileña (2227 metros). Lo haremos por el camino más fácil de todos los posibles, es decir, desde el puerto de Navacerrada, atacándolo por tanto por su cara norte. Desde allí, en una hora, poco más si el ritmo es lento, llegaremos al alto de Guarramillas, más conocido como "Bola del Mundo". Desde allí bajaremos al Collado del Piornal, y en aproximadamente media hora nos plantaremos en la deseada cumbre. Desde ella, si el día es claro, tendremos magníficas vistas de diversas zonas de la sierra, alcanzándose a ver, con un poco de suerte, la serranía de Gredos, y algunas de las torres más altas de Madrid. Esto último cada vez más difícil, pues la ausencia de lluvias en los últimos meses ha hecho que la capital quede cubierta por una especie de boina de contaminación...


Como se ve, es ésta una ruta corta, pero con desniveles más importantes que los que hemos tenido que afrontar en cualquiera de las excursiones anteriores. En todo caso, sigue siendo una ruta "para todos los públicos", y nadie debería asustarse por los mencionados repechos. Basta tomárselos con calma, subir poco a poco, y cuando uno quiere darse cuenta... ya está arriba disfrutando de las vistas.

domingo, 27 de enero de 2008

PUERTO DE LA FUENFRÍA

Mientras una parte de la ciudad aún duerme y la otra todavía está despertándose, veinte madrugadores montañeros viajan ya camino de Cercedilla dispuestos a afrontar una dura jornada a través de las escarpadas y casi infranqueables estribaciones que rodean al valle de la Fuenfría. Es una expedición más del ya mítico grupo "Cumbres y Senderos", para la cual esta vez su guía habitual se ha buscado la ayuda de un experto para poder afrontar con éxito el nuevo reto.



Las condiciones meteorológicas son inmejorables. Un espléndido sol luce en lo alto, y las temperaturas son más que agradables para la época del año en la que nos encontramos. Se esperaba nieve, y para ello iba preparado el grupo. Pero finalmente, salvo algunos restos en las zonas más altas del recorrido, el blanco elemento brillará por su ausencia. No obstante, esos pocos restos servirán para hacer las delicias de nuestros protagonistas, que aprovecharán para batallar cuales niños que se han quedado sin clase gracias a una copiosa nevada.



La excursión comienza en los aparcamientos de las Dehesas, en Cercedilla. Hay caras nuevas, muy bien recibidas por todos, y rostros ya conocidos que mes tras mes acuden puntuales a la habitual cita con "Cumbres y Senderos". El grupo va creciendo, y su "creador", más que satisfecho por el inesperado éxito, rebosa felicidad. La iniciativa puesta en marcha allá por el mes de septiembre no ha hecho más que proporcionarle inopinados momentos de profunda dicha. Siente que una Mano infinitamente más grande que la suya se encarga de dirigir los designios de la mencionada iniciativa.



Pero volvamos al planeta Tierra. Los caminantes ya ascienden lentamente por la calzada romana, que les conducirá hasta la pista forestal que transcurre por miradores desde los que poder contemplar bellas vistas de la sierra madrileña. El paso es lento, debido al gran desnivel que tienen que superar, pero alegre y firme. Nadie vacila, todos están ya curtidos en estas lides. Los veteranos transmiten su fuerza a los noveles, y el grupo asciende en bloque, con gran compenetración.



Cuando llevan aproximadamente una hora andando aparecen las primeras dificultades. El camino se bifurca, y no está claro por dónde hay que continuar. Hay que asegurarse bien antes de dar un paso más, pues un error puede llegar a ser fatal. Si bien a esas horas del día el tiempo acompaña, la noche llegará con temperaturas extremadamente frías que podrían causar estragos entre los componentes de la expedición.



Por fortuna nuestros amigos ya son expertos a la hora de moverse por la montaña, y tras consultar diversos mapas logran "desfacer el entuerto" y acertar con el camino correcto. Así que de nuevo todos en marcha.



Poco después tendrá lugar la primera parada para tomar un respiro -y reparadoras viandas-, y disfrutar del paisaje desde uno de los miradores del camino. Un precioso cuartago serrano, típico de aquellos parajes, les contempla a su paso. Alguno intenta acercarse a acariciarlo, pero el animal, al parecer poco amigo de zalamerías, se aleja del camino como diciendo: "¡ni se os ocurra tocarme!"



Tras la parada continúan la ascensión hacia el Puerto de la Fuenfría, ascensión ya bastante suave y a través de una más que cómoda pista forestal. Aquí el grupo se desmembra ante la relajación de los guías. El camino no tienen pérdida, y poco después todos coincidirán de nuevo en el Puerto. Es un tramo largo pero sin dificultades, flanqueado por pino silvestre y algún que otro arbusto mediterráneo, entre los que destaca el brezo y algún acebo. El mirador de la Reina les proporciona excelentes vistas sobre el valle de la Fuenfría.



Una vez en el Puerto, y tras retozar un rato por la nieve, disfrutarán de un excelente avituallamiento plagado de suculentos manjares, entre otros unos exquisitos bombones austríacos de nombre impronunciable, que uno de los nuevos componentes de "CyS" reparte generosamente entre todos.



Y tras la comida al sol, vuelta al punto de partida. Da pereza reemprender la marcha, y el Astro Rey lo pone aún más complicado. ¡Se está tan bien! Podrían hacerse tres tiendas, pero... ¡hay que regresar!



Así que, tras vencer a la pereza y tirar alguna bola de nieve más, todos reemprenden la marcha. Ya simplemente hay que dejarse caer, vertiente abajo, hasta llegar a las Dehesas. Allí, antes de despedirse, disfrutarán de unos refrescos en un bar, para rematar una más que agradable jornada.



Una vez más, gracias a todos por vuestra asistencia, y, especialmente, por vuestra actitud alegre, colaboradadora, amistosa... En fin, así la montaña, que nunca defrauda, se disfruta por partida doble. ¡Pronto nos vemos de nuevo!




domingo, 13 de enero de 2008

PUERTO DE LA FUENFRÍA


La marcha de este mes nos llevará desde las Dehesas de Cercedilla hasta el Puerto de la Fuenfría, pasando por los miradores. Se trata de todo un clásico, muy propio para esta época pues la más que posible presencia de nieve proporcionará mayor belleza al recorrido.

Es una excursión sin grandes dificultades, apta para todos los públicos. Para llegar a nuestro destino habrá que superar un pequeño desnivel, pero nada que a montañeros avezados como vosotros se os pueda resistir.

Todo transcurre entre bosque de pino silvestre, ya conocido de todos vosotros tras excursiones como las de La Barranca o la de la senda ecológica de Canencia. Disfrutaremos también de bellas vistas sobre el valle de la Fuenfría.

Y una vez que lleguemos al puerto, si el tiempo y las fuerzas lo permiten, si alguien se anima podrá llevar a cabo una de las clásicas ascensiones de la sierra madrileña: Montón de Trigo. Pero eso se verá sobre la marcha.

Ánimo, y no os perdáis esta excursión. Además de disfrutar de un día de monte, disfrutaréis especialmente -ya lo sabéis los que habéis venido otras veces- de la inmejorable compañía de un grupo humano magnífico...

martes, 1 de enero de 2008

NIEVE, BUENA COMIDA, VILLANCICOS...


La mañana no era muy fría, pero gruesos nubarrones amenazaban con pasar por agua la excursión de aquel sábado. No obstante, nada más llegar al punto de encuentro para partir hacia la sierra comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia. Aunque eso, para unos aguerridos montañeros como los de “Cumbres y Senderos” era algo que no merecía la pena ser tenido en cuenta. De todas formas, la lluvia no duró mucho. La jornada prometía.
Poco a poco fueron llegando todos. Caras ya conocidas, y nuevas incorporaciones –¡grandes incorporaciones!- Más o menos a las diez de la mañana pusimos rumbo a Canencia, donde gran cantidad de nieve, caída en las últimas horas, nos esperaba para servirnos de alfombra durante nuestro recorrido. Llegamos hacia las once, el paisaje era idílico. Las ganas por comenzar a andar, irrefrenables. Nos costó un poco aparcar los coches, eso sí. La nieve cubría los arcenes, los aparcamientos, todo. Pero finalmente lo logramos. Y comenzamos la marcha.
Todos íbamos pertrechados con buen material: botas, gorros, guantes, forros polares, anoraks… Todos, menos uno, que prefirió, a pesar de la nieve, caminar descalzo. Al parecer alguien le había dicho que el frío, y especialmente el frío en los pies, era bueno para la circulación. Y se lo tomó al pie de la letra. Lo bueno es que todos participamos, gracias a él, de las anunciadas bondades del frío: sólo con verle andar así se nos ponía la carne de gallina.
La lluvia que al salir de Madrid auguraba una marcha acuosa no volvió a hacer acto de presencia. Sólo la nieve que caía de las ramas de los árboles nos hacía encoger de vez en cuando los hombros con el fin de evitar esa incómoda sensación del agua gélida penetrando entre la ropa y el cuello y deslizándose lentamente por la espalda.
El paseo era realmente agradable. Al principio, por una amplia pista forestal a cuyos lados se extendía un denso bosque de pino silvestre. Hasta que llegamos a la Casa del Hornillo, Centro de Educación Ambiental de la Comunidad de Madrid, donde desviamos nuestros pasos para adentrarnos por un camino más estrecho, también cubierto por pino silvestre, aunque acompañado ya de vez en cuando por algún que otro abedul. Al salir de la pista iniciamos un breve descenso, durante el cual hubo alguna caída que otra, sin mayores consecuencias. Es más, la gran cantidad de nieve invitaba a caerse y rebozarse por el suelo hasta quedar como una croqueta blanca. Más de uno tuvo fuertes tentaciones de hacerlo, pero finalmente todos nos contuvimos, pensando en las consecuencias posteriores. Lo que sí llegó a hacer alguna… pero bueno, eso vendrá más adelante.
Avanzando por el camino ya mencionado fuimos bajando hasta llegar al pie del mirador de la Chorrera. Normalmente aquí se puede presenciar la caída de una cascada, que en invierno suele congelarse. Pero la ausencia de lluvias durante el otoño nos privó de tan bello espectáculo. Así que, tras un breve descanso –más para apreciar el paisaje que para descansar, pues el paseo era suave y tranquilo- continuamos caminando.
Hasta el momento caminábamos sólos, pero entonces nos encontramos a otro excursionista que paseaba con su perro, un precioso y joven Pastor Alemán. Éste era sin duda el que más disfrutaba de la nieve. Se revolcaba, retozaba, escarbaba, corría, iba, venía, metía el hocico en el blanco elemento… Esto último fue lo que provocó la envidia del grupo, especialmente de una de sus componentes, que, ni corta ni perezosa se dejó caer imprimiendo la huella de su rostro en la nieve. Y la verdad es que era apetecible…
Finamente alcanzamos el río –arroyo del Sestil de Maíllo-, junto al cual caminamos hasta llegar a la carretera. Los pinos, sin desaparecer del todo, habían dado paso a agrupaciones de robles melojos, entre los que se colaban algunos acebos y tejos.
Al llegar a la carretera el grupo se dividió. Unos volvieron por ésta, y el resto lo hicimos por campo, desandando nuestros pasos. La vuelta de los que iban por carretera fue rápida, tanto, que al llegar a donde estaban aparcados los coches, como casualmente ninguno de los integrantes de ese subgrupo llevaba llaves, decidieron continuar andando hacia Miraflores, donde nos esperaba una suculenta comida en un agradable restaurante.
Los demás llegamos algo después, tras contemplar acebos de porte extraordinario y superar una subida, de poca pendiente pero constante, que seguramente provocó agujetas en más de uno.
Finalmente partimos nosotros también hacia Miraflores… unos antes que otros. Ya que al que suscribe se le quedó el coche atascado en la nieve y no había forma de sacarlo. Gracias a Dios la ayuda de un buen hombre al que paramos fue suficiente para salir del atolladero.
Y como antes decía, una suculenta comida nos esperaba en Miraflores. El restaurante, acertadamente elegido por alguien que finalmente no pudo estar, por culpa de un fuerte resfriado -¡¡¡gracias por tus gestiones, Almudena!!!- resultó ser un escenario ideal para reponer fuerzas, pero especialmente para confraternizar y dar la bienvenida a la inminente llegada de la Navidad, entre villancicos y buenas y sanas risas.
Fue sin duda un día completo, un éxito rotundo gracias a todos los que asististeis a la excursión. Hasta el camarero participó de nuestra alegría con sus bromas y su amabilidad.
Una vez más –aunque ya lo hice anteriormente no me canso de hacerlo- quiero daros las gracias a todos. Sin vosotros no serían posibles estas excursiones, caracterizadas por atractivos paseos por la montaña o el campo, pero, especialmente, por el ambiente tan sano y agradable que se respira entre nosotros. Llevo muchos años andando por el monte, he subido picos, he bajado valles, he recorrido senderos, cruzado ríos, escalado riscos, vadeado arroyos, descendido cañones, atravesado cuevas… y he disfrutado siempre como un enano. Pero nunca había encontrado un grupo de tanta calidad humana y espiritual como el que todos vosotros formáis. Una vez más, gracias.